Ofelia dice. Dice todo. Todo lo
que nadie quiere escuchar, y todo lo que nadie puede escuchar, aunque quiera.
Ofelia nos cuenta todo su pesar,
su rabia, su decepción, su determinación, su valentía y su desesperación.
En mis clases, trabajé el
personaje de Ofelia durante dos años con una misma alumna.
Ya lo había transitado en el
montaje, miles de años antes, pero la experiencia de construcción del rol en
instancia de laboratorio fue lo que me llevó a entender (o al menos eso creo
ahora) qué pasa con Ofelia.
¿Y qué pasa con Ofelia entonces?
Ofelia dice… simplemente eso. Y
dice porque sabe, y sabe porque conoce, y conoce porque intuye e intuye porque
observa y observa porque desea y desea porque es hembra.
Me resulta increíble que
entonces se hable de la “locura” de Ofelia como si por arte de magia, la pobre
chica que a través de un único hecho pierde a su padre en manos de su amante, el
mismísimo Hamlet, pudiese soportar ligeramente su dolor.
Con su hermano en el exterior,
en una corte que le da la espalda, con su amante en el exilio y su padre en la
fría tierra, Ofelia entra a una sala del castillo de Elsinor al vivo grito de
“¿Dónde está la preciosa majestad de Dinamarca?”, reclamando de este modo ser
atendida por Gertrudis, quien instantes antes andaba diciendo por ahí que no
tenía ganas de recibir a la joven.
Y es allí cuando Ofelia, no
loca, sino al desnudo, sin filtro alguno, con toda certeza, dice todo. Y lo
dice claramente, aunque muchas veces la poesía del texto nos llame a confusión
o pensemos que porque canta, está loca.
Si pensamos en el sistema de
espejos que magistralmente Shakespeare emplea en todas sus obras pero que
aplica de manera brillante en Hamlet, podríamos pensar que de la misma manera
en que Hamlet simula locura para llevar adelante su empresa de venganza, Ofelia
imite a su amante para el mismo fin.
En definitiva, la
confidencialidad entre Hamlet y Ofelia es un hecho flagrante, imposible de
negar ni siquiera en una primera y ligera lectura del material.
Hamlet y Ofelia se convierten en
cómplices antes, durante y después. Poseen códigos propios y desafían el status quo de la corte con todo
desparpajo.
Pero las cosas se tornan
difíciles y a Hamlet se le va la mano en el asesinato de Polonio. Hamlet
asesina por primera vez en su vida y está claro que eso lo atraviesa de manera
increíble. Entiendo como claro que su aparición ulterior a la escena de mayor
clímax de la obra –el enfrentamiento con su madre- donde se expresa de manera
ligera y chistosa respecto de la muerte de Polonio, forma parte del personaje
que creyó conveniente construír y que ya no puede dejar de lado porque ello
significaría develar su plan.
Lo que también me resulta claro,
es que la inmediata orden de “exilio” que da Claudio para con su sobrino, es
tan inmediata que esta pareja de amantes/cómplices no tiene tiempo de reunirse
para reunificar el discurso.
Entonces Ofelia de pronto se
encuentra sola, completamente sola y abandonada por Hamlet.
Y como no puede actuar porque ya
no hay campo de acción ni tampoco tiene a su partenaire para jugar (to play),
comienza a decir.
Dice que está sola, que
Gertrudis no es virtuosa, que ella ya no es virgen, que Claudio es tracionero,
que Hamlet la decepcionó, que extraña a su padre y además, amenaza a Claudio
diciéndole que Laertes se enterará de todo esto, anunciando así el final
trágico de la obra.
Podríamos decir, incluso, que
Ofelia viene a ocupar el rol del mensajero de la tragedia griega, que
Shakespeare siempre resignifica en sus obras a través de personajes de mayor
tránsito dramatúrgico.
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