Lanzamiento del libro para niños El mundo de Willy - Editorial Nazhira
En julio de 2016 en
el marco de la 26* Feria Internacional de Libro Infantil y Juvenil que se
desarrolló en el Centro Cultural Kirchner de la ciudad de Buenos Aires se ha
lanzado el libro para niños El mundo de Willy.
El ejemplar
cuenta con tres obras que fueron traducidas y versionadas para un público de entre
ocho y doce años.
Las obras
elegidas son Romeo & Julieta, El sueño de una noche de verano y Pericles,
Príncipe de Tiro.
También cuenta
con una síntesis biográfica de Shakespeare, un cuadro sinóptico de la vida y
obra del autor con los hechos más sobresalientes tanto en Europa como en
América, para que adultos y niños cuenten con información del contexto en el
cual vivió y se desarrolló Shakespeare.
El libro se puede
adquirir a través de la web, haciendo click aquí.
Seguidamente, un
fragmento del cuento Romeo & Julieta:
(…) Cuando Romeo, arrebatado como era, salió del jardín
de los Capuleto, se fue corriendo a casa de Fray Lorenzo y lo despertó para
contarle las novedades y pedirle que lo case con Julieta, sin reparar en que
apenas recién había amanecido.
Romeo_ ¡Buenos
días, padre!
Fray
Lorenzo_ Hijo mío, algún mal te intranquiliza si has dejado el lecho tan
temprano. Y si no es así no se ha acostado aún nuestro Romeo.
Romeo_ Así
fue y mi descanso fue más dulce.
Fray
Lorenzo_ ¿Dónde estuviste, hijo mío?
Romeo_ En
un festín con mi enemigo y allí de pronto nos hemos herido mutuamente. El
remedio para ambos requieren de tu ayuda y sagrada ciencia.
Fray
Lorenzo_ ¡Sé sencillo en tu relato!
Romeo_ Sabrás
entonces que mi corazón fue atravesado por la hermosa hija de Capuleto. Así
como soy suyo, ella es mía y hemos decidido sellar nuestro amor en sagrado
matrimonio. Cuándo, dónde y cómo hemos intercambiado nuestros votos, te lo
contaré luego. Ahora te ruego que nos cases hoy mismo.
Fray
Lorenzo_ ¡Ay, joven arrebatado! Ven conmigo, vamos, voy a ayudarte con esto ya
que esta alianza podrá servir para convertir el rencor que hay entre sus
familias en felicidad.
Romeo_
¡Vamos entonces! Ya siento la impaciencia
Fray
Lorenzo_ ¡Con calma y sabiduría! que quien rápido corre, tropieza en la
carrera.
Romeo,
arrebatado como era, se puso tan contento que, a pesar del sabio consejo del
monje, salió corriendo para contarles a Benvolio y a Mercuccio
Pero no
tuvo oportunidad de contarles a sus amigos ya que, llegando a su casa, se
encontró con el mensajero que había enviado Julieta a quien le indicó que le
avise a su amada que esa tarde fuese a la casa de Fray Lorenzo para contraer
matrimonio.
Julieta al
enterarse de ello se puso tan contenta que no paraba de cantar.
¿Pero cómo
salir de su casa sin el permiso de sus padres? No les podía decir que estaba
enamorada del hijo de Montesco y mucho menos que iba a ¡casarse con él!
Entonces hizo algo que nunca trae buenos resultados: mintió. Y dijo que iba a
hacer otra cosa.
Y así, por
uso de la mentira, lo que no era habitual en Julieta pero que dada la absurda y
feroz enemistad entre las familias parecía ser la única opción, esa misma tarde
Fray Lorenzo casó a Romeo y Julieta.
Pero no
dejaba de ser una boda secreta, por lo que Julieta debía regresar a su casa, no
sin antes acordar con su flamante esposo que él iría a visitarla desde su
jardín como la noche anterior (…)
Lanzamiento de la Shakespeare Guide por la Cambridge University Press / enero 2016
En enero de 2016
y luego de varios años de arduo
trabajo, se lanzó la Shakespeare Guide, editada por la University Cambrigde
Press, con motivo del 400 aniversario de la muerte de William Shakespeare.
En la misma, tuve el honor de participar con la publicación del
micro artículo Richard III as iconographic character.
La Shakespeare
Guide se encuentra a la venta y se puede adquirir haciendo click aquí.
Seguidamente, un
pequeño fragmento del mismo.
(…) Richard
is a tyrant, a usurper, ambitious beyond measure, a perverse man who nourishes
himself on his own intelligence. He is permanently seducing others with his
sophisticated charisma through a sequence of lies and brilliant political
moves. But he ends up as a loser when his ambition surpasses the boundaries of the
imaginable. Richard has been compared to Hitler and Napoleon, personalities
with almost identical features to our character’s, who ended up lost in their
own excess.
As every
great tyrant, Richard acts at the spur of the moment: he takes from his reality
the elements that may favor him and twists luck to his favor using the merging
needs of the historical-political moment in which he develops his tyrant being
and installs himself, for the general audience and the world’s playwrights, as
the major standard of representation of the tyrants in the world.
It is all I’ve
just said that has drawn many Latin American theatre directors to staging this play,
perhaps due to the empathy we feel with the situations our countries have been
through, subjugated for so long, especially in the 70’s and 80’s, by military groups
that usurped power by means of tactics of extreme cruelty submerging us in the
deepest national identity crisis (…)
Embarrarse de la mano de Shakespeare / Pop Up Revista Teatro - España / 26 de diciembre de 2014
Shakespeare me tomó por asalto a mis 20 años. Fue un rapto feroz que me introdujo en su mundo de placeres oscuros y exaltaciones luminosas para siempre.
Fue
en el último año de cursada en la Escuela Nacional de Arte Dramático de Buenos
Aires, finalizando mis estudios de dirección teatral. Y fue con un Hamlet.
La
soberbia de mi temprana edad no me permitió ver, a Dios gracias, que estaba
introduciéndome en un laberinto de espejos tan complejo a la vez que simple,
como la vida misma.
Sumo
ya 43 años y cada día de mi vida siento que no me va a alcanzar lo que me reste
de vida, a pesar de haber decidido vivir hasta los 90 años, bucear en todos los
mares que Willie ha creado.
Entonces,
tuve que decidir en ese momento, 23 años atrás, de qué manera iba a convivir
con él, el único hombre con quien he dormido todas las noches de mi vida. Y
sólo por el deseo de hacerlo.
El
primer trabajo, Hamlet, fue casi una osadía propia de una jovencita ariana y
audaz que creía que se comía al mundo a mordiscones. Y que ese mundo le
pertenecía. Hubo más intuición y un flujo de sensaciones que un estudio acabado
de la obra. Pero por sobre todas las cosas, actué con audacia y hasta diría que
con irrespeto. El mismo que 23 años después sigo ejerciendo.
Utilicé
recursos de supresión de textos resignificado en imágenes. La música como
elemento unificador y de generación de emociones y la luz. Siempre la luz y los
claroscuros que aprehendí luego y que llegaron a su paroxismo en estudio de la
obra completa de Caravaggio.
Pero
por sobre todas las cosas, tuve que versionar. Reescribir Hamlet.
“Economía,
Horacio” dice el príncipe Danés. Y yo le hice caso.
Pero
versionar no es reducir. Es reinterpretar y hacer una toma de partido concreta,
elegir el eje central del discurso y poner todas las fichas allí. Jugar un
pleno donde se puede ganar o perder. Todo.
Con
Hamlet elegí trabajar como eje la corrupción estatal que yo vivenciaba a diario
en mi país. Los malditos noventas y la obscena corrupción de quienes nos
gobernaban en ese entonces.
Y
así, fui descubriendo que soy una mujer que vive en Argentina, en la ciudad de
Buenos Aires y que Shakespeare me daba la posibilidad –tal como lo hizo él
mismo en su tiempo- de contar mi “aldea” a través de historias en apariencia
lejanas.
Entonces
sobrevinieron otras versiones y otras direcciones y también actuaciones donde
siempre elegí contar lo propio. Lo público y lo privado.
Entonces
sobrevino un Ricardo III con Clowns, en el post crack del año 2001, donde el
discurso de centró en el hartazgo de una clase dirigente perversa y ajena.
Tanática.
Luego
un Otelo ambientada en la Buenos Aires de 1940 donde aún estaban instaladas las
mafias italianas en mi ciudad; un Macbeth atemporal dirigido a un público muy
joven y lamentablemente muy alejado del teatro. Una versión de La violación de
Lucrecia primero escrita para un público romano y luego reescrita para un
público porteño. Un Antonio & Cleopatra en clave de tango contando el robo
de identidad de los niños sustraídos a los padres luego desaparecidos. Un Romeo
& Julieta en formato de barriadas, donde Fray Lorenzo es un cura
tercermundista que trabaja en las llamadas “villas” de mi ciudad. Un Tito
Andrónico que muestra el aplastamiento a los suburbios por parte de los
factores de poder político económicos, entre otras.
Entonces,
se dice por ahí, que me dedico a mostrar un Shakespeare Latinoamericano.
Lo
que sí sé, es que me dedico a un Shakespeare popular. Al que para mí es el
verdadero y más auténtico Shakespeare. Me esfuerzo y trabajo muy duro en
mostrar su lado B. El que debería ser, según mi parecer, su lado A. La desacralización
del bardo.
¡Bájenlo
del mármol, que está vivo!
Y
porque está vivo nos conmueve. Y cada vez que le meto mano y me embarro hasta
los codos, me enamoro de él como el día en que me raptó más de dos décadas
atrás.
Este
año que concluye se cumplieron 450 años de su nacimiento. Buenos Aires se
engalanó con Shakespeare (parece que algunos se dieron cuenta de que era un
evento que podía generar algunas ganancias). El lamentable resultado fue que se
hicieron decenas de puestas de las cuales puedo destacar sólo dos. Una versión
de As you like it y otra de Otelo. El resto, se han quedado en la piedra. En el
mármol.
Pero
que 2 puestas hayan hecho tanto ruido (y con muchas nueces), es gratificante. Y
los intercambios que realicé este año con teatristas de otras regiones de
Latinoamérica han sido sumamente enriquecedores.
Como
dije antes y mencioné en una editorial de un diario de Buenos Aires “hacer un
Shakespeare siempre es penetrar en la médula de la esencia humana y, para eso,
hay que ensuciarse las manos”.
En
estos 23 años, aprendí, aprehendí, enseñé, conocí, leí, escribí, actué, dirigí,
versioné, produje y viajé. Siempre de la mano de Willie, que es como me gusta
llamarlo.
Y
cada día de mi vida, siento y sé que ese derrotero recién comienza.
Laura
Silva
Dramaturga,
directora, actriz, reggiseur
Docente
especialista en la obra de William Shakespeare
Miembro
de la International Shakespeare Association
Colaboradora
de la Cambridge University Press
Buenos
Aires, Argentina
Noviembre
de 2014
Sobre el 450 aniversario del nacimiento de Shakespeare y La violación de Lucrecia / 23 DE ABRIL DE 2014 / AYNI COMUNICACION
Hoy, 23 de abril, se cumplen 450 años del nacimiento de William Shakespeare, considerado uno de los padres de la dramaturgia occidental.
En nuestro país se lo ha representado centenas de veces, incluso se lo ha traducido en la Argentina post-revolucionaria, allá por 1820.
Hoy por hoy, luego de haber sido un autor considerado de elite, paulatina y felizmente, lo vemos representado con mayor frecuencia y con una mirada menos elitista, más cercana a la mirada inocente del espectador, que al ojo clínico del estudioso.
Ambos públicos son bienvenidos, pero en lo personal, aspiro -y trabajo muy fuertemente en ello- llevar a Shakespeare a un lugar menos sacro y más cercano al cotidiano, lo que no implica degradar la poesía y la belleza de sus textos.
La universalidad absoluta que encontramos en Shakespeare, nos permite y creo que nos obliga, a los teatristas del mundo, a resignificarlo desde los referentes que nuestro público pueda reconocer fácilmente.
En este momento, me encuentro abocada al montaje de La Violación de Lucrecia, uno de los poemas llamados “largos” de William Shakespeare.
Realicé una tarea de dramaturgia sobre tan exquisito a la vez que tremendo material y, de la mano de Ana Fontán en el rol protagónico y de Martín Dodera en el coprotagónico, puedo decir que La violación de Lucrecia, es el lamento y la denuncia de una mujer quien, víctima de un acto de violencia sexual, descubre además que de ese hecho aberrante ha engendrado un hijo que no desea. Lucrecia ya es madre, por lo que no se trata de que su deseo natural de dar vida, esté atrofiado, sino del ultraje y el escarnio que significa para esta mujer y su grupo familiar, dar continuidad a un embarazo producto de la pulsión criminal y salvaje de un hombre que la sometió con su máxima fiereza.
Ese mismo hombre, hijo de un gobernante, hace uso de ese lugar de poder también para actuar impunemente, en el convencimiento de que no será condenado, siendo esa quizás la única razón por la cual no la asesina físicamente luego de consumado el acto, cuando el hecho por sí mismo le ha asesinado el alma, dejando impresa en ella una herida incurable.
"¿Por qué el placer de uno solo debe convertirse en peste general?" vocifera Lucrecia.
La obra es el lamentable derrotero de una mujer quien, a pesar de sus creencias religiosas, decide impedir la continuidad de la gestación, anteponiendo sus más profundas convicciones en un acto de inmolación que condenará públicamente a su raptor, pero que, lamentablemente, terminará con su propia vida.
Lucrecia es una mujer como todas. Como yo, como mi madre, mi hermana o mi hija. Como la mujer, madre, hermana o hija de cualquier hombre.
Lucrecia es una víctima más de abuso. La exponente de una realidad con la que convivimos a diario y sobre la cual, como mujer y teatrista, me siento en la obligación y profunda necesidad de contar.
Me enorgullece entonces, estar montando un Shakespeare en el año de su cumpleaños número cuatrocientos cincuenta.
Laura Silva
Dramaturga y Directora
Miembro de la International Shakespeare Association
Colaboradora de la Cambridge Press University
VENTANA LATINA / U.K. / 12 DE OCTUBRE DE 2013
A Latin American Shakespeare
By Laura Silva*
In 2010, during an informal chat at the Globe Theatre in London, a staff member asked me, his light blue eyes open wide: ‘How are you able to stage Shakespeare in Spanish?’
I don’t remember my answer, but I do know that from that moment I paid a great deal of attention to the question of language. What I call ‘the problem of translation.’
But that’s only the start. There are other factors involved in a staging of Shakespeare in Latin America, which are both much more complex, and at the same time very simple. Why? Complex because the historical, topographical and situational elements, among others, can seem completely foreign. Simple, because Shakespeare dedicated himself to portraying the essence of man in his greatest expression, and our work today has to do simply with finding that essence and portraying it again.
The question is how.
As far as the personal goes, I work in Buenos Aires and am constantly searching for and finding modern and local references, elements that belong to the culture and idiosyncrasy of my city and allow me to adapt the text to make it more enjoyable and closer to home for local viewers.
That doesn’t mean cheapening the original work in the slightest. If I’m convinced of anything, it’s that Shakespeare has presented us –dramatists all over the world– with the permanent possibility of reinvention. He himself reinvented constantly, both himself and his era, as he too was a ‘modern’ dramatist.
And so my productions include a ‘Richard III’ staged with clowns, who simply and innocently come to tell the story of the tyrannous king. The clown responsible for interpreting Richard gradually starts losing his innocence to become a real tyrant, just like his character.
Where were the local and contemporary aspects in that case?
They lie in the fact that in those days Argentina was emerging from an important crisis with its ruling class, when the necessity of eliminating tyrants from the upper echelons of power became very intense. They also have to do with a detail very unique to my country: when Queen Elizabeth protests to Richard about her dead sons, he gives no other response than that ‘all that happened in the past’. In the performance I chose for him to beat her physically, so that the clown loses her wig in the attack. In the final scene with the ghosts, she therefore appears onstage with a white headscarf covering her head, protesting for her dead sons: a very important reference in my country to the Mothers of the Plaza de Mayo with their ongoing protest for their disappeared sons during the military dictatorship, which reigned in Argentina between 1976 and 1983 and still wounds us as a society.
Later, in a highly adapted version of ‘Othello’, I worked with the material to set it in the Buenos Aires of the ’40s, when Italian Mafia families operated (later they were completely erradicated). I found that the Mafia organises itself in a way nearly identical to that of the militia in ‘Othello’, so I made Othello the godfather and Iago an ex-consigliere, among other elements. For the first time in my career, the necessity also emerged to ‘vosear’ the text – that is, to change the speech into the ‘vos’ conjugation characteristic of the city of Buenos Aires.
During that period, another dramatist in my city (Andrés Bazzalo) staged the same material, taking as a reference the War of Paraguay. His version was excellent.
Next I worked on a local ‘Macbeth’, a local ‘Hamlet’ and a ‘Lucrecia’ staged in Rome and conceived for a Roman public. Now I am preparing a ‘Titus Andronicus’ in which the struggle is between not Romans and Goths, but city dwellers and inhabitants of the suburban periphery – currently a significant problem in my city and our society.
Going beyond the anecdotal elements of each experience, the interesting part of bringing Shakespeare to Latin America lies precisely in ‘Latin Americanising’ the plays.
That implies fieldwork, in order to find those references which help our public better identify with the characters, so that it is moved by them and feels them as the extremely human figures they are. It doesn’t matter if they are kings… we as a society were born a republic two hundred years ago, and haven’t experienced or don’t recognise complex dynastic plots. But we haven’t lacked for tyrants, deaths and extreme violence in our two hundred years of history.
And there, Shakespeare makes himself present in an obvious way.
I am in regular contact with other Latin American dramatists who make what is unique to their societies, from their own local and global realities. This kind of adaptation is a phenomenon in crescendo, that I don’t feel –though I might be wrong– is going to end quickly, but rather is only beginning.
As I said at the start, I work in Buenos Aires, but the experience of staging ‘The rape of Lucrecia’ in Rome made me reconsider whether I want to work in Buenos Aires alone or bring this playwriting method of intervention in another’s work –which contains performative elements that identify me, such as the use of images and music like opera, another of my formative sources– to other societies of my country, initially, and why not, eventually to other Latin American societies.
Of course, the lack of certain funding makes the task difficult, though not impossible.
My hope is to be able to show the rest of the world how we stage Shakespeare in Latin America, which is by appealing to local historical resources (the War of Paraguay, military dictatorships, economic cracks, the period in which independence was achieved, and so on) as well as indiosyncratic cultural elements like the Pacha Mama, carnaval, murga, and suburban cumbia or so-called cumbia villera –a very recent cultural reference– among others.
To me, the job of creating plays that are both presentable and beautiful is a wonderful and satisfying one.
To sum up, Willie (as I like to call Shakespeare) conceived of his works in a society shot through with political and social conflicts, with a violence existing very close to the surface. Among other things, these elements identify Latin America as well, as its societies are younger and both more flexible and more easily broken than those in Europe.
A Latin American Shakespeare is not a utopia. Today, it is a reality.
*Director, playwright, actress and teacher specialising in the work of William Shakespeare.
Member of the International Shakespeare Association
Contributor to the Cambridge University Press
Permanent contributor to the Teatro Shakespeare de Buenos Aires
PAGINA 12 (Buenos Aires) / ESPECTACULOS / 08 DE FEBRERO DE 2013
Abrir nuestras mentes a un autor popular
Por Laura Silva *
Hacer un Shakespeare hoy es mucho más que interpretar bellamente un texto de por sí bello. Hacer un Shakespeare siempre es penetrar en la médula de la esencia humana, y para eso hay que ensuciarse las manos.
Shakespeare desarrolló su obra en un período más que complejo en términos socio-político-económicos, en la Inglaterra de finales del siglo XVI y principios del XVII. Cambio de siglo, un nuevo mundo al otro lado del océano, con nuevas culturas, conflictos religiosos, tremendas pestes (una se cobró la vida de su propio hijo). Escribió, actuó y dirigió en un sector de Londres donde convivía el teatro con la prostitución y las peleas de osos, entre otras cosas.
Pero, por sobre todo, se dedicó al público.
Apeló a todos los recursos e inventó tantos otros para que su público, mayoritariamente analfabeto, pudiese conocer su historia (aunque con ciertos retoques que establecía la monarquía imperante a su favor, desde ya), que se pudiese divertir con sus comedias y procacidades, con situaciones de enredo y llorar con sus tragedias, equiparables a un culebrón televisivo de hoy.
Shakespeare “medía” el resultado de sus obras de acuerdo con la reacción del público. De allí que exista más de una versión de algunas de ellas o que eliminara personajes o los hiciese crecer de acuerdo con la reacción de los espectadores, lo cual se resolvía in situ según los aplausos o los arrojes de sobrantes de comida. Entonces, hacer un Shakespeare hoy exige que podamos –teatristas y público– abrir nuestras mentes a algo mucho más popular y menos sacro de lo que venimos acostumbrados.
Los textos de Willie (como me gusta llamarlo a mí) son altamente poéticos, metafóricos, en ellos apela a personajes mitológicos o históricos, pero sin perder su tan seductor desparpajo al tomarse todas las licencias del mundo mezclando personajes que nunca convivieron en tiempo y espacio, mixturando mitologías o también errando (no sabremos si a propósito o no) datos de manera aparentemente antojadiza. Y sin embargo, no perdían su característica popular. Y esa popularidad, ese ida y vuelta entre obra y público, se ha ido perdiendo y muchas veces vemos a Shakespeare como un autor lejano, sólo para eruditos. Error.
Hoy contamos con el Teatro Shakespeare en la Costanera Sur de nuestra ciudad, que evoca la morfología del Teatro del Globo, donde Willie escribía y representaba sus obras. Ese espacio, a diferencia del para nosotros tan conocido teatro alla italiana, nos permite estar ahí, cerca del actor y al actor estar ahí, cerca de su público, en los tres puntos de vista en que un actor debe ser mirado, tal como decía el propio Shakespeare.
Para los teatristas que nos dedicamos a él, poder contar con ello es como el sueño del pibe. Un teatro “popu”, cercano, vívido, intenso, tal el que Shakespeare y sus coetáneos eligieron para exponer sus obras y trascender como pocos.
* Miembro de la International Shakespeare Association, colaboradora de la Cambridge World Shakespeare Encyclopedia.
SITE DE TEATRO Y LITERATURA (Buenos Aires) / ENTREVISTA REALIZADA PARA LA SECCION "DESDE EL ENCUENTRO" POR MECHE MARTINEZ / 04 DE MAYO 2012
Es una mujer encantadora, talentosa, creativa… Su mirada es brillante, llana, sincera…
Es una artista coherente de principio a fin, por eso es nuestra invitada esta semana en DESDE EL ENCUENTRO
-¿Se atrevería a definirse?
Sí, por qué no? El tema es si definirse implica una única cosa. Creo que no… sé que no. En mi caso, inicialmente me atrevería a definirme como una persona tremendamente compleja, cero simple. Quizás por eso amo la simpleza. O la envidio.
Emulando a Frida Kahlo, me surge un enorme derrotero de adjetivos, verbos, sustantivos que podrían definirme: angustia, anhelo, amor, ansia, abrazos, amigos, brutalidad, bondad, bienestar, besos, cariño, canciones, chocolate, claroscuro, danza, deseo, demonios, dar, dibujar, estupidez, enamorada, exigente, escena, furia, frenesí, frescura, flaca, gratitud, gracia, gatos, hijos, ira, ilusiones, juego, kamasutra, Laura, locura, lectura, llorar, mamá, mimos, música, niños, obsesiva, papá, perros, pasión, quilombo, rosas, rojo, recibir, reír, Shakespeare, siestas, sentir, saber, tremenda, unión, viajar, yo.
-¿Cuándo la gente la ve, qué piensa de usted?
¡Qué flaca que es!
Creo que habría que preguntárselo a la gente que me ve. Pero los que se atreven, me dicen “¡Pero qué flaca que sos!” siempre. Otros me dicen que tengo lindos ojos y otros que les parezco una persona agradable. Supongo que los que no me han dicho nada es o porque les caí tremendamente mal o porque no les inspiro absolutamente nada o porque no me conocen o porque son tímidos.
-¿Qué clase de artista es usted?
Primero debería preguntarme si soy una artista o qué es ser un artista. Pero suponiendo que lo soy, creo que soy una artista en formación permanente. Alguien que artísticamente sigue buscando cómo o por dónde, aunque sepa el qué. Me considero una artista creativa y audaz a veces y a veces me considero un verdadero fracaso incapaz de crear algo verdaderamente interesante o bello.
Creo que un artista debe ir en pos de la belleza. A veces me cuesta encontrarla en mí misma o en los demás o en el mundo. Otras veces, la siento ahí, presente y trato de reproducirla de la mejor manera posible.
Creo que soy una artista talentosa que todavía no encontró cómo contárselo a los demás.
-¿Tiene enemigos?
Por supuesto, quién no? Cuando me dí cuenta de que los tenía me dio un poco de miedo. Ahora creo que forman parte de la vida y que en parte me convierten en la persona que soy.
-¿Cuál es el colmo de la infelicidad?
No tener una razón por la cual estar vivo.
-¿Qué la descompone de rabia?
El maltrato, de cualquier índole. Pero el matrato infantil me provoca ira absoluta.
-¿Dónde le gustaría vivir?
En un departamento antiguo en Avenida de Mayo, con mucho sol a la mañana aunque me guste levantarme tarde.
-¿Su ideal de felicidad terrenal?
Trabajar de lo que me gusta sin tener que preocuparme por el dinero.
La sanidad, física y mental.
El bienestar de mis hijos.
-¿Qué cualidad prefiere en el hombre?
No hay una sola cualidad que prefiera, son varias: La inteligencia, la sensualidad, el compañerismo, la bondad.
-¿Qué cualidad prefiere en la mujer?
Igual que con los hombres, son varias: La sensibilidad, la femeneidad en su máxima expresión, lo lúdico, el compañerismo, la bondad.
-¿Algún problema domestico?
Ir al almacén. Ir a pagar las cuentas. Sacar la basura.
El resto, no sólo me agrada sino que lo disfruto mucho. Pero se convierten, todos esos placeres como el cocinar, reciclar, lavar los platos o la ropa, decorar, barrer o hacer las camas, cuando no tengo otra cosa para hacer.
-¿Su virtud preferida en los demás?
La generosidad.
-¿El rasgo principal de su carácter?
No sé si será el principal pero es el que más claramente o más rápidamente aparece y es la pasión. De la buena y de la mala.
-¿Qué es lo que más aprecia en sus amigos?
La sinceridad y el cariño que me dan y cómo me lo dan. Cada uno a su manera, pero de forma absoluta.
-¿Su defecto principal?
Mi malhumor matutino.
-¿Qué te reconcilia con la vida?
Muchas cosas, supongo. Pero hay algo que me coloca inmediatamente en un lugar de mucho placer que es cuando recibo cariño o reconocimiento sin esperarlo. Cuando pareciera que de la nada, la vida te cruza con alguien que de pronto te hace una caricia en el alma. La risa de mis hijos.
-¿Qué es la lujuria para usted?
Si pensamos en la lujuria como un pecado capital, un lugar prohibido al que nos da miedo llegar. Si lo pensamos como un aspecto esencial de la vida, un lugar hermoso al que me gusta viajar periódicamente.
-¿Su sueño de felicidad?
Creo que la felicidad no existe como algo único. Creo que se compone de muchos momentos felices que conviven con los infelices. Me gustaría llegar a un momento de mi vida en que pueda generar más momentos felices que infelices. Poder correrme del lugar de la angustia existencial o de la que me provocan las acciones de los demás. Pero creo que eso, más que felicidad sería sabiduría.
-¿Cuál es su lema de vida, su diario, su pensamiento cotidiano?
No lo sé… creo que por pretender ser tan absoluta soy tremendamente relativa, en consecuencia, no siento que tenga un lema de vida, sino muchos, uno por día según el día de la semana que sea, según tenga que trabajar o no, según haya dormido bien o no, según haya soñado o no, según haya desayunado rico o no, según…
-¿Y el amor?
Algo sin lo cual no podría vivir.
Una frase… qué difícil…
Hay dos, que no son mías desde ya, que me conmueven.
Willie (Shakespeare) escribió que estamos hechos de la misma materia que nuestros sueños y en esa obra, La tempestad, se despidió del teatro.
Y la otra es de Bob Dylan cuando en La balada de Frankie Lee & Judas Priest dice que la moraleja de esta historia, la moraleja de esta canción es que uno nunca debería estar en donde no pertenece, así que si ves a tu vecino acarreando algo dale una mano y no vayas por ahí confundiendo al paraíso con la casa de enfrente.
Traducción de la entrevista realizada por la periodista Eleonora Melani de la revista Lungotevere de Roma el 21 de mayo de 2010, con motivo del estreno de "La cicatrice che per sempre resta" en esa ciudad.
"La violencia sexual no es un mero hecho aislado en la vida de una persona. Es, más bien, la puerta de ingreso a un infierno del cual, como un laberinto, no se encuentra la salida".
De esta amarga verdad toma vida el espectáculo "La cicatriz que permanece por siempre" inspirado en el poema de William Shakespeare "La violación de Lucrecia" que está en escena desde hoy hasta el domingo en el Piccolo Teatro Campo d'Arte. Cuarenta minutos durante los cuales, música, palabra y movimientos armónicos similares a los de la danza, se funden, dando vida a una performance conmovedora, en la cual quienes hablan son, sobre todo, las imagenes.
Nos encontramos con la autora y actriz, la argentina Laura Silva, miembro de la International Shakespeare Association, quien desde hace años lleva a escena obras del gran autor inglés y que, en este espectáculo, actúa junto al actor Matías Ferrer, con dirección de Emilce Puyada.
¿Silva, puede hablarnos de la génesis de su espectáculo?
Leí el poema de Shakespeare muchos años atrás y me enamoré de él inmediatamente. Luego y más recientemente me ocurrió que lo releí y sentí el deseo de ponerlo en escena. Como mujer, directora y actriz, no podía no tratar la temática de la violación y de la violencia perpetrada contra las mujeres. Debo admitir que hubieron dificultades. Por sobre todas las cosas, no siendo una obra escrita para teatro, no se prestaba a una inmediata realización en ese sentido. Además, como todos los trabajos de Shakespeare, afrontaba diversas problemáticas, imposibles de explorar a todas en el marco de mi espectáculo. Es por ello que, no obstante la presencia en escena del violador, elegí contar todo desde el punto de vista de ella quien, después de que le han robado irreversiblemente una parte del alma, se descubre también embarazada. A mi protagonista no le queda otra opción que dirigirse al público y, en general a todas las mujeres. No me gusta definirme una feminista en el sentido estricto de la palabra, pero sin embargo soy una mujer y sentí obligación de contar esa historia.
¿La ambientación de su espectáculo es moderna o se remite a la antigua Roma, como en el texto original de Shakespeare?La composición musical es definitivamente moderna, pero los vestuarios y algunos elementos en escena remiten a la antigua Roma. Mi protagonista, sin embargo, no encarna propiamente a la Lucrecia del poema, es la mujer violada en general. No en vano, descarté cada discurso político en la obra shakespeareana. Hay una evolución de mi personaje, incluso desde el punto de vista del vestuario. Desde el vestido colorido del inicio, se arriba al final a hábitos más oscuros, con un maquillaje corrido, para reflejar mejor el deterioro físico y psicológico que la violencia provoca en una mujer.
¿La violencia en contra de las mujeres: una temática delicada y lamentablemente actual, hoy como ayer. Cuál es su mensaje de esperanza para una joven que ha padecido un trauma de este género?Prefiero no tomar partido en ese sentido. Son experiencias terribles y demasiado subjetivas. Antes de realizar este espectáculo investigué mucho sobre el tema y he podido hablar con varias mujeres violadas. Todas me han explicado que en ellas sobreviene una suerte de muerte psicológica y justamente la muerte, simbólica o real -que elija el público- es el camino que emprende mi protagonista. No tomo una posición precisa y no emito juicios. Ofrezco sólo puntos de partida para la reflexión, para que el espectador salga del teatro con más preguntas que respuestas.
¿Cuál es su formación artística?
Soy directora, luego actriz. Luego de egresar de la Escuela Nacional de Arte Dramático de Buenos Aires, estudié regiè en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, siempre de Buenos Aires. Ahora enseño dirección -ya sea desde la dirección de actores, o desde la puesta en escena- (y actuación) sobre Shakespeare. Mi formación está ligada al teatro de imagen o teatro visual. Le dedico mucha atención a las luces, vestuario, escenografía, en el intento de crear imagenes claras de sentido concreto, como suelo explicarle a mis alumnos. Este tipo de imagenes, sin embargo, no deben nunca prevalecer por sobre el texto, sino convivir con él armónicamente. El momento en el cual Matías me alza delicadamente del suelo, abriéndome los brazos, se relaciona, por ejemplo, con la pasión de Cristo. Me parece una imagen clara que puede lanzar al espectador el imput de una momentánea comparación entre dos víctimas de violencia, incluso si una es la de El Salvador: la víctima inocente por excelencia.
¿Dónde nace su amor por William Shakespeare?
Durante mi segundo año en la Escuela de Arte Dramático, debíamos trabajar sobre cuatro autores, el último de los cuales era justamente Shakespeare. Finalmente logramos profundizar sólo sobre los primeros tres. Al año siguiente decidí enfrentarme, sola, con el Hamlet de Shakespeare. Desde aquél momento no pude nunca más a este grandísimo autor. Se ha establecido con él un feeling muy fuerte, que hace muchas veces tenga la sensación de conocerlo íntimamente. Piensen que cada tanto me gusta llamarlo Willie!.
¿Hay otros artistas o maestros en los cuales se inspira?
Muchísimos. Mi maestro, en el campo teatral, es el argentino Alberto Félix Alberto. Como directores teatrales italianos admiro a Romeo Castellucci. Me sucedió de ver en Buenos Aires una puesta suya sobre La Orestíada que me gustó hasta la locura. Para ser sincera, mis fuentes de inspiración son más cercanas al cine y a la pintura que al teatro. Disfruto particularmente de directores como Tim Burton y Peter Greenaway. Su modo de trabajar con las imágenes es maravilloso. Me gustan también otros directores italianos como Coppola, Scola y el gran Fellini. En el campo pictórico, sin embargo, adoro a Rembrandt y sobre todo Caravaggio. Estoy de hecho feliz de encontrarme en Roma en estos días, en que se está presentando una muestra sobre este gran pintor italiano.
¿Qué es lo más importante que quisiera transmitirle a sus alumnos?
Estudiar muchísimo. Muchos jóvenes hoy prefieren hacer las cosas de manera más inmediata. Pero la actividad de investigación y de profundización es fundamental tanto en el trabajo de un director como de un actor.
¿Volviendo a su espectáculo: puede decirnos algo con relación a la producción del mismo?
(La producción) está por completo sobre nuestras espaldas. La mía y la de Emilce. El único sponsor que ha creído en nuestro trabajo y a quien no terminaremos nunca de agradecerle, es la Distilleria (italiana) Sandro Bottega, dedicada ya desde hace tiempo a apoyar artistas.
¿Proyectos futuros?
Terminadas las representaciones en Roma, nos trasladaremos a Londres, luego a Bilbao y quizás a Barcelona. Y, obviamente, me gustaría representar este espectáculo también en Buenos Aires.
NOTA REALIZADA POR MARIO DI NICOLA PARA LA REVISTA 360º / ABRIL 2009
Laura Silva Directora ‐ Sangre (versión libre de/Otelo de W. Shakespeare)
"La violencia sexual no es un mero hecho aislado en la vida de una persona. Es, más bien, la puerta de ingreso a un infierno del cual, como un laberinto, no se encuentra la salida".
De esta amarga verdad toma vida el espectáculo "La cicatriz que permanece por siempre" inspirado en el poema de William Shakespeare "La violación de Lucrecia" que está en escena desde hoy hasta el domingo en el Piccolo Teatro Campo d'Arte. Cuarenta minutos durante los cuales, música, palabra y movimientos armónicos similares a los de la danza, se funden, dando vida a una performance conmovedora, en la cual quienes hablan son, sobre todo, las imagenes.
Nos encontramos con la autora y actriz, la argentina Laura Silva, miembro de la International Shakespeare Association, quien desde hace años lleva a escena obras del gran autor inglés y que, en este espectáculo, actúa junto al actor Matías Ferrer, con dirección de Emilce Puyada.
¿Silva, puede hablarnos de la génesis de su espectáculo?
Leí el poema de Shakespeare muchos años atrás y me enamoré de él inmediatamente. Luego y más recientemente me ocurrió que lo releí y sentí el deseo de ponerlo en escena. Como mujer, directora y actriz, no podía no tratar la temática de la violación y de la violencia perpetrada contra las mujeres. Debo admitir que hubieron dificultades. Por sobre todas las cosas, no siendo una obra escrita para teatro, no se prestaba a una inmediata realización en ese sentido. Además, como todos los trabajos de Shakespeare, afrontaba diversas problemáticas, imposibles de explorar a todas en el marco de mi espectáculo. Es por ello que, no obstante la presencia en escena del violador, elegí contar todo desde el punto de vista de ella quien, después de que le han robado irreversiblemente una parte del alma, se descubre también embarazada. A mi protagonista no le queda otra opción que dirigirse al público y, en general a todas las mujeres. No me gusta definirme una feminista en el sentido estricto de la palabra, pero sin embargo soy una mujer y sentí obligación de contar esa historia.
¿La ambientación de su espectáculo es moderna o se remite a la antigua Roma, como en el texto original de Shakespeare?La composición musical es definitivamente moderna, pero los vestuarios y algunos elementos en escena remiten a la antigua Roma. Mi protagonista, sin embargo, no encarna propiamente a la Lucrecia del poema, es la mujer violada en general. No en vano, descarté cada discurso político en la obra shakespeareana. Hay una evolución de mi personaje, incluso desde el punto de vista del vestuario. Desde el vestido colorido del inicio, se arriba al final a hábitos más oscuros, con un maquillaje corrido, para reflejar mejor el deterioro físico y psicológico que la violencia provoca en una mujer.
¿La violencia en contra de las mujeres: una temática delicada y lamentablemente actual, hoy como ayer. Cuál es su mensaje de esperanza para una joven que ha padecido un trauma de este género?Prefiero no tomar partido en ese sentido. Son experiencias terribles y demasiado subjetivas. Antes de realizar este espectáculo investigué mucho sobre el tema y he podido hablar con varias mujeres violadas. Todas me han explicado que en ellas sobreviene una suerte de muerte psicológica y justamente la muerte, simbólica o real -que elija el público- es el camino que emprende mi protagonista. No tomo una posición precisa y no emito juicios. Ofrezco sólo puntos de partida para la reflexión, para que el espectador salga del teatro con más preguntas que respuestas.
¿Cuál es su formación artística?
Soy directora, luego actriz. Luego de egresar de la Escuela Nacional de Arte Dramático de Buenos Aires, estudié regiè en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, siempre de Buenos Aires. Ahora enseño dirección -ya sea desde la dirección de actores, o desde la puesta en escena- (y actuación) sobre Shakespeare. Mi formación está ligada al teatro de imagen o teatro visual. Le dedico mucha atención a las luces, vestuario, escenografía, en el intento de crear imagenes claras de sentido concreto, como suelo explicarle a mis alumnos. Este tipo de imagenes, sin embargo, no deben nunca prevalecer por sobre el texto, sino convivir con él armónicamente. El momento en el cual Matías me alza delicadamente del suelo, abriéndome los brazos, se relaciona, por ejemplo, con la pasión de Cristo. Me parece una imagen clara que puede lanzar al espectador el imput de una momentánea comparación entre dos víctimas de violencia, incluso si una es la de El Salvador: la víctima inocente por excelencia.
¿Dónde nace su amor por William Shakespeare?
Durante mi segundo año en la Escuela de Arte Dramático, debíamos trabajar sobre cuatro autores, el último de los cuales era justamente Shakespeare. Finalmente logramos profundizar sólo sobre los primeros tres. Al año siguiente decidí enfrentarme, sola, con el Hamlet de Shakespeare. Desde aquél momento no pude nunca más a este grandísimo autor. Se ha establecido con él un feeling muy fuerte, que hace muchas veces tenga la sensación de conocerlo íntimamente. Piensen que cada tanto me gusta llamarlo Willie!.
¿Hay otros artistas o maestros en los cuales se inspira?
Muchísimos. Mi maestro, en el campo teatral, es el argentino Alberto Félix Alberto. Como directores teatrales italianos admiro a Romeo Castellucci. Me sucedió de ver en Buenos Aires una puesta suya sobre La Orestíada que me gustó hasta la locura. Para ser sincera, mis fuentes de inspiración son más cercanas al cine y a la pintura que al teatro. Disfruto particularmente de directores como Tim Burton y Peter Greenaway. Su modo de trabajar con las imágenes es maravilloso. Me gustan también otros directores italianos como Coppola, Scola y el gran Fellini. En el campo pictórico, sin embargo, adoro a Rembrandt y sobre todo Caravaggio. Estoy de hecho feliz de encontrarme en Roma en estos días, en que se está presentando una muestra sobre este gran pintor italiano.
¿Qué es lo más importante que quisiera transmitirle a sus alumnos?
Estudiar muchísimo. Muchos jóvenes hoy prefieren hacer las cosas de manera más inmediata. Pero la actividad de investigación y de profundización es fundamental tanto en el trabajo de un director como de un actor.
¿Volviendo a su espectáculo: puede decirnos algo con relación a la producción del mismo?
(La producción) está por completo sobre nuestras espaldas. La mía y la de Emilce. El único sponsor que ha creído en nuestro trabajo y a quien no terminaremos nunca de agradecerle, es la Distilleria (italiana) Sandro Bottega, dedicada ya desde hace tiempo a apoyar artistas.
¿Proyectos futuros?
Terminadas las representaciones en Roma, nos trasladaremos a Londres, luego a Bilbao y quizás a Barcelona. Y, obviamente, me gustaría representar este espectáculo también en Buenos Aires.
NOTA REALIZADA POR MARIO DI NICOLA PARA LA REVISTA 360º / ABRIL 2009
Laura Silva Directora ‐ Sangre (versión libre de/Otelo de W. Shakespeare)
Adaptación de Otelo de W. Shakespeare. Un ámbito mafioso junto con un ámbito de hospital, el sueño de Yago y su recuerdo que disfruta sin redimirse‐ su tortura ‐.
Por Mario Di Nicola
Por Mario Di Nicola
“... Comenzamos en el 2007, Osvaldo Peluffo ya estaba trabajando sobre una dramaturgia más escénica que autoral, sobre la idea de Otelo, pero con un tinte más político y con mucho peso puesto en la cuestión de la mafia, que a mí me pareció una transpolación brillante. Después de varias charlas, empezamos a armar la estructura de esta familia que me pareció lo más adecuado, en cuanto a una estructura más contemporánea, y que el público actual pueda reconocer rápidamente, que la militar que tiene el original de la obra. La dramaturgia original que la terminamos en mayo del 2007, ya tenía este tinte político. A Osvaldo le interesaba mucho los años 40 y pico, la relación del poder peronista con la mafia, pero ahí a mí ya no me interesaba eso, porque soy “apartidista”, me interesa la política, estoy al tanto, leo, pero no tomo partido, porque no formo parte de ningún partido, y allí sentí que estaba contando algo que no me interesaba a mí contar de la historia del Peronismo, pero sí me parecíacopada la época por lo que significó, en términos de lo femenino en ese momento. La mujer comenzó a tener otro peso social, la imagen de Desdémona que boya en ese mundo de hombres que va metiéndose, termina siendo asesinada, y aparece Blanca como sobreviviente a pesar de que la torturan, no piensa que su marido la ayudará, está sola en el mundo. En el original de la obra, se hicieron dos modificaciones importantes, la última fue un mes y medio antes del estreno que cambié todo el acto uno, porque era demasiado pesado, lento, y leyendo el libro El mundo de Shakespeare que habla que el inicio de Otelo parece como una comedia de Ben Johnson, y verdaderamente es así, un Otelo que se divierte y tiene un sentido del humor muy particular, quise jugar el truco que Yago apareciera más en esta estructura de lo que va armando, lo que pasa arriba, lo que pasa abajo, esconde a uno, lo trae al otro, y que él empieza armar lo que va a suceder, tal cual en el original, pero contado de otra manera.
A nosotros nos interesaba también la idea del Yago bromista, el gran bromista. Yo creo que Yago se divierte con lo que hace, su padecimiento en esta puesta tiene que ver con su tortura, por eso su texto "lo que aterra, es la redención...”; él no se redime en ningún momento y no le interesa, disfruta de lo que está haciendo. La visión que nosotros le dimos desde la dramaturgia, fue que partiendo del final de la obra, de la “sentencia”, montamos un Yago que sueña o recuerda su tortura, pero que se divierte, le gusta lo que hace, y lo haría cien veces más, y lo sigue haciendo en su cabeza, en su recreación. Eliminamos casi todos los monólogos y uno de los que queda es el de Emilia, que en el original se lo está diciendo a Desdémona y aquí lo dice mientras está en la sala de operación extirpándole los genitales a su marido Yago, y hay un dato en escena en el que él se despierta, grita el nombre de ella y se mira. También lo es, que termina el acto 4, y el acto 5 comienza con una escena roja, totalmente gótica, donde ya no aparece el ámbito hospital, sino que es un friso permanente de biombos, y solo están los que son actores. Y la otra lectura, ya hilando finito, es que Yago termina lobotomizado y capado, y a partir de allí verdaderamente comienza su sueño, de su imposibilidad física. Me gustaría que se lean cualquiera de las dos lecturas.
En cuanto a la estructura mafiosa, ya lo traía Osvaldo desde su inicio, por su estructura verticalista, en el original son militares, y le interesaba hacer su transpolación a la mafia, y a mí me pareció que podía funcionar, después comenzamos a escribirla juntos, y a mí me pintó el ámbito de hospital, y propuse comenzar por el final de la obra y que todo fuera un recuerdo de Yago. Lo que quiero contar en Sangre es la historia de una mujer que se debate entre los dos hombres de su vida, elige uno, no puede reparar el vínculo con el otro, y termina muerta a manos del que eligió, está intacta la tragedia doméstica, y como que me instale mucho en ese lugar. También hay algo en Otelo que me resulta inquietante, y es que en la obra pasa lo que pasa, porque todos creen en Yago, y es así. Lo inquietante, es la no capacidad de “escucha”, porque Otelo escucha una parte y otra no, Emilia escucha otra parte, Desdémona no escucha a su padre; y ahí sí, es algo que como comunicadora me interesa contar en términos macro‐sociales, y es que hay un problema con la “escucha”, que no nos estamos escuchando. Me interesa también el lugar de la mujer; desde ya, yo soy una mujer, y estoy haciendo una obra de hombres, donde se “destacan” las mujeres…”
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